Fragmentos del Reino de las Hadas
¡Ay! No me quedan del Reino de las Hadas nada más que recuerdos... recuerdos. Me quede dormido debajo de una enorme haya, en la clara luz del amanecer, justo antes de salir el sol me desperté. A mi alrededor había un lecho de sus suaves hojas. Las grandes ramas del haya caían sobre mí envolviéndome. Al levantar la cabeza, los suaves tallos de grandes curvas colgaban como miembros sin desarrollar. Las hojas y las ramas conservaban la dulce canción que escuchaba mientras dormía... sólo entonces en mi mente, empezó a resonar como una despedida. Permanecí sentado largo rato incapaz de moverme. Cuando el sol estuvo en lo alto me levanté y envolví con los brazos el tronco del haya cuanto pude, y lo bese, y le dije adiós. Un temblor recorrió las hojas, unas pocas gotas de lluvia cayeron a mis pies. Mientras me ponía en marcha lentamente creí escuchar un susurro que repetía otra vez las mismas palabras:
- Podría amarle, podría amarle, pero es un hombre y yo sólo una haya.
Caminaba entre el aire de la fresca mañana como un recién nacido, aún no me había repuesto de las palabras que acababa de escuchar cuando, de repente, una figura menuda se interpuso en mi andar perdido
-¿Es que no sabes por dónde vas mendrugo?- Me quede mirándolo anonadado, ante mi se encontraba un duendecillo, parecía anciano, o quizás fuese ese aire de cascarrabias lo que le daba ese aire en cierto modo tosco y refunfuñon- ¿Qué demonios te pasa besugo? ¡No te quedes ahí parado como un bobalicón! ¡Apártate!
Empujándome bruscamente con la mano hizo ademán de proseguir su camino, pero no se movió se quedó allí parado, al cabo de unos segundos empezó a atusarse la barbilla, como cavilando
-¡Hummm! ¿Cómo has llegado hasta aquí? ¿Que haces en los dominios de la Reina? - Al ver mi cara de perplejidad suspiro apesumbrado. Comenzó a negar con la cabeza y a murmurar para sí mismo tan bajo que apenas podía oírlo "No puede ser, no puede ser... el camino... el camino, es secreto.. nadie puede llegar hasta aquí .... se perdería en el Bosque Salvaje... "
- Pero es que ¿No sabes dónde estas?
-¿Quién eres?- balbucee. No se me ocurrió otra cosa que decirle, es como si no le hubiese escuchado ninguna de sus palabras. Mi subconsciente reaccionó ante todo lo que me estaba pasando. Estuve a punto de echarme a reír ante la situación en que me encontraba.
El viejo duende se estiró, con ese movimiento pareció rejuvenecerse en un instante ante mi atónita mirada, movió la cabeza lentamente y me miró directamente, me pareció ver que sus ojos brillaban de forma sobrenatural, desvió la mirada y luego sentencio:
-Soy una parte de la parte, lo que en principio era todo
Mientras me dejaba cavilando, perplejo con su respuesta empezó a moverse y a bailar a mi alrededor mío con una agilidad muy poco acorde con su apariencia. Sacó de su traje un instrumento de cuerda pequeño que no llegué a discernir y se puso a tocar una extraña canción...
Dresden
8 comentarios
Marta -
Un beso!
Marta -
Me voy a descansar, esta vez si.
novalis -
Brisa -
(Yo tampoco he podido escuchar la música, pero lo intentaré más tarde) Un beso.
Corazòn... -
Conmigo si abriooo, esta hermosa la melodia...sabes? mientras leia la historia..tocaba la mùsica... q bonito!!!
Todo, absolutamente todo esta precioso.
Un beso!
;o)
Marta -
novalis -
Intentalo desde otro sitio, a mi juicio la canción merece la pena..pero bueno en gustos no hay nada escrito
Marta -
Ya se echaban de menos tus palabras.
Un beso!